miércoles, 6 de marzo de 2013

Esta es una Plaza: la vanguardia del huertolariado


A nadie se le escapa que los de Esta es una Plaza son unos fuera de serie; no exajeramos al decir (que nadie se sienta ofendido) que están algún escalón por encima del resto. No es para menos: se lo curran y se lo saben currar desde hace varios años. Y en el tema del compostaje no se quedan atrás.
Unos fuera de serie

Madrid está lluvioso, pero es pasar por las puertas de Esta es una Plaza y –esto es verídico- sale el sol. Antonio y el que escribe entran con humildad sabedores de estar en uno de los santuarios de la Red de Huertos. Enseguida Alberto saca unos cruasanes de su morral y nos convida a comérnoslos mientras charlamos antes de la faena. Conversaciones entre bocados de crema chocolate; tres personas íntegras, incorruptibles que sólo se guían por los más altos principios –“si nos pones buena nota en lo del compostaje, me hago socio de GRAMA”; “si me invitas todos los días a cruasanes dejamos nuestros huertos y nos venimos a Esta es una Plaza”...- .

Es hora de ver los compostadores. El palet reutilizado es la norma que aquí lo guía todo, como tiene que ser. Están bien dotados en este huerto: dos compostadores en distintos momentos de la descomposición termófila; un vermicompostador también fabricado con palets; y un segundo vermicompostador de plástico, hecho en alguna región de la China desconocida, regalo de un altruista hortelano.

Y es que son unos fuera de serie hasta haciendo compost. Han cribado hace nada uno de ellos. Sacos y macetones repletos de un compost maduro, suelto, con olor a tierra de bosque... Parece ser que sacan dos cosechas anuales de cada compostador ¿Y cuánto es eso? Pues hacemos la cuenta –seis por cuatro veiticuatro, me llevo dos, logaritmo neperiano, divido entre tres y le aplico un coeficiente reductor-: unos 1200 litros anuales de compost, que irán a parar a esos bancales tan prolíficos. No me extraña que tengan así el huerto.

Llega Elena. Es capaz de hablar con nosotros en español con acento canadiense. Ayuda a unos hortelanos del norte de Norteamérica con sus quehaceres. Con ellos habla en canadiense con acento español. Es una fuera de serie. A las lombrices las habla en su idoma. Así están de orondas, sanotas y rubicundas. El vermicompostador está a pleno rendimiento. Ocupa el fondo de un cajón de palets, más o menos unos 100 litros de volumen. A un lado no tienen comida y dejan el vermicompost madurar; al otro se ponen las botas de col, plátano, lechuga y huevos. Estas lombrices tienen muchos huevos, sin duda. Son unas fuera de serie.

El vermi de plástico comercial
Del vermicompostador chino no hablamos. Las lombrices están con el agua al cuello, igual que alguno de nosotros. Mano de obra explotada en condiciones infrabicheras. Aquí esto no puede ocurrir. Las mano redentoras de los hortelanos y hortelanas las liberan y hoy duermen con sus hermanas del vermicompostador de palets. Hoy hay juerga en un rincón de Esta es una Plaza.

Hay un último momento para el goce. Elena confunde a Antonio con Pablo Llobera –tal cual lo contamos-. Una lagrimilla de ilusión se le escapa entre los ojos. Alberto y yo nos abrazamos de la emoción. Sin duda son unos fuera de serie estos de Esta es una Plaza.
Elena confundiendo a Antonio con Pablo

R.U.

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